Las armas de las FARC-EP: de las montañas de Colombia a las manos de ONU

En marzo de 2017 la guerrilla más antigua y poderosa del hemisferio occidental comenzó el proceso para dejar las armas con las que aterrorizaron por más de medio siglo a los colombianos. Para dejarlas, las Farc tuvo que desplazarse a las zonas veredales que estaban ubicadas en lugares remotos. En la práctica, este proceso fue muy complejo pues en algunos casos ni siquiera había vías de acceso, las condiciones en terreno eran hostiles y fue necesaria una gran operación logística para llevar materiales de construcción, víveres y elementos de primera necesidad. El 22 de septiembre de 2017, la Misión de las Naciones Unidas en Colombia informó que había finalizado el proceso de dejación de armas de las FARC, en el que se inhabilitaron y destruyeron pistolas, fusiles, explosivos, minas antipersonal y granadas, entre otras, que se destinarían para la construcción de tres monumentos, como símbolo del adiós a la guerra. Fue ese el primer paso de las Farc en su tránsito a la vida civil, una condición indispensable para su participación en política.