En medio de una gran expectativa en Colombia, el 18 de octubre de 2012 en Oslo, se instaló oficialmente la Mesa de Conversaciones entre el Gobierno de Colombia y las FARC-EP. El Presidente Santos fue enfático en que este nuevo proceso de paz tendría en cuenta los errores y aciertos del pasado: no se despejaría un solo milímetro del territorio nacional; no habría cese de operaciones militares; y se negociaría sobre una agenda realista con cinco puntos concretos. Sin duda, hubo momentos de crisis que amenazaron con la continuidad de los diálogos pero que se superaron gracias a la voluntad de las partes de ponerle fin a más de 50 años de guerra.
Las conversaciones, que estaban pensadas para durar meses, se extendieron por más de cuatro años, y contaron con el apoyo de Cuba y Noruega como garantes y de Venezuela y Chile como acompañantes.