Desde el inicio de las conversaciones entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP, la revitalización del campo colombiano y el bienestar de sus habitantes fue una prioridad para los negociadores de ambas partes. Entre noviembre de 2012 y mayo de 2013 se llegó a un acuerdo sobre la Reforma Rural Integral (RRI).
El punto 1 contiene el acuerdo sobre la Reforma Rural Integral (RRI), la cual busca lograr el bienestar de los habitantes del campo a través de una gran transformación de su realidad. Esta transformación está orientada a integrar las regiones al desarrollo, erradicar la pobreza rural y asegurar el pleno disfrute de los derechos de la ciudadanía en las zonas rurales.
Sus pilares son:
1. Un gran salto cuantitativo y cualitativo en el acceso y el uso de la tierra. Esto significa distribuir tierra a los campesinos sin tierra o con tierra insuficiente que les permita vivir en condiciones de dignidad. Se trata, además, de darles un acceso integral, que comprenda riego, crédito, asistencia técnica, asociatividad y posibilidades de comercialización y formalización.
La distribución se hará a través de un gran Fondo de Tierras, que se alimentará de las tierras ilegalmente adquiridas —mediante la aplicación rigurosa de mecanismos como la extinción judicial de dominio— y de la recuperación de baldíos indebidamente apropiados u ocupados.
Una gran parte de las tierras en Colombia no está siendo utilizada de manera productiva; por eso, es necesario acercar el uso de la tierra a su vocación, generar programas de reconversión y extender y actualizar el catastro a todo el territorio, esto último para lograr un mayor recaudo a través del impuesto predial.
Adicionalmente, se pretende avanzar en un Plan de zonificación ambiental que haga compatible el interés de preservación con el de brindar alternativas económicas a las comunidades rurales asentadas o aledañas a estas áreas protegidas. Las Zonas de Reserva Campesina serán un instrumento para este propósito.
2. El establecimiento de Programas Especiales de Desarrollo con Enfoque territorial. Estos programas deben desarrollarse en los territorios más necesitados y coordinar las intervenciones del Estado para que las debidas instituciones trabajen de la mano de las comunidades y se logre reconstruir las regiones más afectadas con verdaderos planes de choque. Los programas, además, buscan facilitar la reconciliación.
3. El desarrollo de planes nacionales en todo el mundo rural. Estos planes deberán lograr una reducción radical de la pobreza, en especial, de la pobreza extrema. Estos planes están orientados a proveer bienes y servicios públicos en infraestructura, a través de inversiones en vías terciarias, electrificación y conectividad; a promover el desarrollo social para disminuir la brecha entre campo y ciudad en las áreas de salud, educación y vivienda; y, por último, a generar oportunidades y estímulos a la agricultura familiar, los cuales han de contribuir a dinamizar la economía rural, integrar las regiones al país y mejorar la calidad de vida de los habitantes del campo.
4. La seguridad alimentaria y nutricional como centro de todo el esfuerzo de transformación del campo. Este último pilar tiene por objetivo lograr una mayor producción de alimentos y una mejor nutrición, en especial, de los más pobres. Para garantizar el acceso a alimentos de alta calidad nutricional y en cantidad suficiente, se fortalecerán los mercados locales y regionales, se harán campañas para un manejo adecuado de alimentos por parte de las familias y se implementarán programas especiales contra el hambre.
La Reforma Rural Integral requiere un gran esfuerzo de adecuación institucional y presupuestal, pero requiere también que todos los colombianos participen y aporten en el proceso de construcción de la paz. La participación garantizará una mayor inclusión de los ciudadanos rurales en la vida política, económica y social del país.